LAICISMO
Y ANTICLERICALISMO por Manuel Carmona
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¿Qué haces viendo la procesión si
eres de Izquierda Unida?
Si estoy en una comunión me preguntan:
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Siendo de Izquierda Unida ¿Cómo es
que estás en la iglesia?
Y cuestiones similares, yo siempre he
diferenciado la esfera personal de la pública, si voy a una iglesia, a una
mezquita o a una sinagoga, lo hago desde la esfera de lo personal. Mis
creencias son mías y no tengo por qué decirlas. Nunca he cuestionado a un
compañero o compañera de partido sus creencias religiosas, todas están dentro
del ámbito de lo personal, otra cuestión es la esfera pública, lo que me ha
llevado a la siguiente reflexión:
Laicismo y anticlericalismo son dos términos que se utilizan alegremente
y que se suelen confundir en su significado.
El primero según la real academia de la
lengua es referido a la doctrina que defiende la independencia del hombre o de
la sociedad, y más particularmente del Estado, respecto a cualquier
organización o confesión religiosa.
El segundo, siguiendo la misma fuente, es la
doctrina o procedimiento contra el clericalismo. Animosidad contra todo lo que
se relaciona con el clero.
Si buscamos el término “clericalismo” en el
mismo diccionario, podremos observar que en su primera acepción su significado
es la influencia excesiva del clero en los asuntos políticos.
Una vez analizados sus significados, podemos
observar que existe una sutil, pero importante diferencia entre uno y otro.
Mientras “Laicismo” tiene un significado
positivo, que es la independencia de la persona y el Estado de la influencia
religiosa, el otro, “Anticlericalismo”, tiene un significado negativo, y es el
posicionamiento en contra de la excesiva influencia política del clero.
Hay que diferenciar dos aspectos de este tema
en cuestión. Mientras el Estado, la política, pertenece a lo público, la
religión pertenece al ámbito de lo privado, el primero es terrenal y el segundo
“espiritual”.
En el ámbito
privado cada uno es libre, de ayunar durante el mes de ramadán, o de no
comer carne los viernes durante la cuaresma, peregrinar al Rocío o a la Meca,
circuncidarse o mantenerse célibe.
Todas estas posturas son respetables mientras
sigan dentro de la esfera de lo personal, el Estado debe permitir que cada cual
pueda vivir su fe, sin imponérsela a otro, en la esfera privada, en solitario o
en comunidad.
El problema surge cuando esa esfera privada,
trasciende a la esfera pública y una confesión, da igual que sea, cristiana, musulmana,
judía o cualquier otra, trata temas más terrenales que espirituales.
Cuando una confesión no paga impuestos, entra
dentro de las obligaciones del Estado reclamárselas, cuando incita a sus fieles
en posturas políticas es el deber del Estado recriminárselo. Esta sería la
función del Estado laico.
El anticlericalismo ha sido siempre asociado,
al menos en España, con movimientos de izquierdas, y ha utilizado de manera
violenta, bien sea verbal o física sus acciones contra el excesivo poder
público de la iglesia.
Pienso que las acciones anticlericales
perjudican a los movimientos de izquierdas más que a ningún otro y afianza las
posiciones de poder de la iglesia con respecto al Estado.
La fe, es emocional e irracional, dicho esto con el mayor de los
respetos y cuando los seguidores de una religión sienten atacadas sus creencias
o costumbres, refuerzan sus sentimientos y responden con la misma, o mayor
contundencia, además visibilizándose como víctima de los ataques consigue un
mayor número de seguidores, reforzando la posición de poder de la iglesia, por
lo tanto consiguiendo el resultado contrario al deseado.
La religión tiene un componente gregario
enorme y multitud de ritos para cohesionar su comunidad, que aunque parezca
disgregada se une ante lo que considera un ataque.
Por lo tanto, la mejor manera de luchar
contra el excesivo poder de la iglesia es con la razón, llevando el debate a lo
público, argumentando las posiciones y exigiendo al Estado que gestione lo
público y no se deje influenciar por un estamento que debe estar centrado en lo
personal y lo privado, cumpliendo las mismas obligaciones que el resto de los
ciudadanos.
Salud.
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