viernes, 26 de mayo de 2017

LA MIRADA INVERSA: LA INMIGRACIÓN


LA MIRADA INVERSA: LA INMIGRACIÓN

Por Saúl Acuña

En esta sección intentaremos abordar los aspectos poco visiblizados sobre temas concretos de la economía para que las lectoras y lectores puedan tener una visión holística de la realidad.

La inmigración, proceso demográfico donde unos seres humanos llegan desplazados a un determinado país. Suelen surgir muchos temas respecto a estas personas, los motivos de su llegada, la peligrosidad de estos, la saturación que pueden provocar en el sistema económico, la problemática de su integración, etc. Sin duda todos asuntos importantes, pero al fin y al cabo son enfocados unicamente como problemas y amenazas.
Sin duda no todo es como nos lo pintan y me remito a un estudio realizado por la OCDE, Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico del 2014 y adaptarlo a España.
Actualmente en España cada vez hay menos trabajadoras y trabajadores y más personas jubiladas, de ahí la situación de peligro de las pensiones públicas. Curiosamente la mayoría de los inmigrantes están en edad de trabajar, por lo tanto son fiscalmente rentables para el país de acogida, en otras palabras, aportan más de lo que reciben. Al ser personas jóvenes el impacto en la sanidad no es elevado, los verdaderos costes sanitarios en inmigración suelen venir de países europeos donde el sistema sanitario no es público.
Si, son jóvenes, pero...¡nos quitan nuestros trabajos! A esta cuestión también responde la OCDE, “la entrada de trabajadores inmigrantes complementa el mercado de trabajo de la población autóctona, no lo sustituye”. La predisposición a trabajar es mayor, especialmente en sectores de baja cualificación.
Si nos ponemos técnicos pueden salir las dudas de...¡Si trabajan en lo que sea, van a bajar los salarios!. El temor a un exceso demanda laboral es lógico, pero infundado a medio plazo.
Solo se produce en sectores concretos, muy intensivos en mano de obra, y no en toda la economía. Un incremento de personas trabajando, con ingresos recurrentes, incentiva la demanda agregada de la economía, crecimiento económico y crecimiento de la renta per capita del país de acogida.
Otras de las ventajas es que tienen estudios, como los españoles que emigran y los sirios que escapan de la muerte. La OCDE demuestra que se ha incrementado en un 70% los emigrantes con estudios superiores en los últimos 10 años.
En resumen la emigración ha generado el 70% del incremento total de la fuerza del trabajo en la UE, alimentando tanto sectores de la economía en auge, como en declive, así como un nuevo flujo de población en edad de trabajar en poblaciones cada vez más envejecidas y fuera del mercado laboral.
A todo esto debemos sumarle el valor cultural, educacional y humanitario que supone el acoger a seres humanos de otras culturas y en necesidad.
Creemos un mundo donde todo el mundo tenga derecho a vivir dignamente y en paz.

miércoles, 24 de mayo de 2017

ES LO QUE HAY

ES LO QUE HAY

 Por Antonio Franco García

Me ocurrió hace algunas semanas. Aquel vecino y yo coincidimos en la estación de servicio . Me preguntó por qué razón en las bolsas de empleo de nuestro Ayuntamiento se contrataba a gente de fuera. Comencé explicándole que, en principio, se pretendía puntuar el hecho de estar empadronado en Rota para que los roteños que se presentasen a estas Bolsas de Empleo tuviesen más posibilidades. Pero esta clausula fue denunciada por el grupo político de Roteños Unidos ante el Servicio Andaluz de Empleo. El SAE le dio la razón a Roteños Unidos dado que es anticonstitucional ( nos guste o no) privilegiar a unos ciudadanos españoles sobre otros, y nos vimos obligado a retirar ese requisito ( el estar empadronado) de la valoración. Pueden preguntar a cualquier miembro de Roteños Unidos para comprobar si estoy faltando a la verdad.
Pero, la persona en cuestión no terminó de oír mi explicación. Se fue protestando. Ignoro si leerá este artículo. En caso de que lo haga, espero haber terminado de aclararle la pregunta que me hizo.
En el día a día te encuentras con persona que no se enteran de los asuntos locales ( o no se quieren enterar), con otras que no tienen ni puñetera idea de ellos y otras que, sencillamente tienen muy mala leche, como decimos en Rota.
A decir verdad, con estos dos últimos tipos de gente no te tropiezas, lees sus comentarios en diversos medios. No se dan cuenta de que si, en lugar de comentar escondido tras un nombre creado para cada ocasión, se dirigiesen personalmente a disipar sus dudas quedarían enteradas. No digo satisfechas, pero sí enteradas. Otra cosa es que estén de acuerdo o no con la respuestas recibidas según que asunto. Pero claro, resulta más divertido lanzar sus pensamientos a través de la red. Si eso les divierte, un consejo: sigan haciéndolo. No interrumpan ese placer. Eso sí, consideren que sus comentarios no sean tenidos en cuenta, dado el oculto origen del emisor.
Las que tienen “mala leche”, digo yo que tienen que ser personajes amargados. Sus comentarios destilan odio y rencor, acompañado de una pizca también de envidia. Y el odio, el rencor y la envidia tiene que saber amargo, muy amargo.
Un ejemplo de aquellos/as que no tienen ni pajolera idea de algunos temas lo leí hace unos días a propósito del anuncio de la convocatoria de subvenciones en régimen de concurrencia competitiva en el área de participación ciudadana. El personaje en cuestión no sabía distinguir entre subvenciones y convenios. Parecía como si, de repente, a las asociaciones de nuestro pueblo se les hubiese privado de los convenios que vienen practicando con nuestro Ayuntamiento.
Es un ejercicio democrático que la gente opine, comente, analice, critique, discrepe....pero, al menos que lo hagan con un mínimo sentido de conocimiento de lo que se opine, se comente, se analice, se critique, se discrepe...en cada situación.
Torrente Ballester decía que “la peor soledad que hay es darse cuenta que la gente es idiota”. Pues eso.
Salud
ANTONIO FRANCO GARCÍA

PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO



PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO

Por Manuel Camona Curtido

Parece que nos hemos acostumbrado a ver noticias relacionadas con la corrupción en las que se hablan de cifras mil millonarias, hemos oído que el “honorable” Pujol, tenía dos mil millones de euros en un banco suizo, o como el “Sr.” Urdangarín y su esposa la “Sra” Cristina de Borbón, disponían de cientos de millones de euros en bancos de distintos paraísos fiscales, al muy “campechano” Juan Carlos de Borbón se le descubrió una cuenta en Suiza de doscientos millones de euros, que justificó que provenían de la herencia de su padre Don Juan de Borbón, datos que nunca se han verificado, que para eso es inviolable.
A estos “ilustres” señores podemos sumar, los Rato, Blesa, Correa, y un largo etcétera. Pero teniendo en cuenta que estos señores tienen, pingües beneficios de sus respectivos negocios, y tienen sobradamente cubiertas sus necesidades y la de su prole en las tres próximas generaciones. Entonces la pregunta que deberíamos hacernos es ¿Por qué tienen la necesidad de acaparar un dinero que no van a poder gastar en toda su vida?
El “dinero” que aparece para dar fluidez a los intercambios, sustituyendo así al trueque, tiene en su origen un valor de uso, en la etapa capitalista en la que vivimos se le suma la posición de estatus que te proporciona, desvirtuando así su función original.
El dinero como “valor de uso”, tiene como objetivo realizar intercambios de productos y servicios que necesitamos, para cubrir los productos y servicios que queremos adquirir, cualesquiera que estos sean, nos valdría con una cantidad determinada de dinero, es normal que todos queramos tener unos ahorros para eventualidades e imprevistos que nos puedan suceder, pero acumular miles de millones de euros en una cuenta que no vas a utilizar, desvirtúan el “valor de uso” del dinero.
Esto nos lleva al “valor de acumulación” del dinero, cuyo objetivo es darnos posición social, y de poder, el dinero con este tipo de “valor” no se utiliza para realizar intercambios, no se usa para comprar.
En nuestra sociedad, la posición social te la da la cantidad de dinero que tengas, y eso proporciona el trato que te dispensa una parte de la sociedad, como dice la famosa canción de Compay Segundo, versionada por Lola Flores y más tarde por Lolita: “cuando yo tenía dinero, me llamaban Don Tomas, y ahora que no lo tengo me llaman Tomas “na” mas”.
Esa posición social, te da acceso a distintas cuotas de poder, de ahí que muchas de las leyes económicas que existen en la mayor parte de los países están “aconsejadas” por estos grupos de presión, formados por gente de muuuucho dinero.
En el lado contrario nos encontramos los trabajadores, que a falta sueldo para acumular, seguimos utilizando el dinero como “valor de uso”, todos sabemos que nuestro modo de vida se adapta al sueldo que cobramos, lo que convierte a la clase trabajadora no solo en la clase productora, lo que significa creadora de riqueza, sino también como la herramienta más efectiva para el reparto equitativo de dicha riqueza, ya que el periodo que transcurre entre sueldo y sueldo, el trabajador/a se encarga de usar su dinero en la adquisición de distintos productos o servicios que utiliza, repartiendo la riqueza entre su entorno más inmediato, además de ser el grupo que paga más fielmente sus impuestos y por lo tanto soportando en mayor cantidad los servicios públicos que todos y todas disfrutamos.
El dinero tiene distintos usos como acabamos de ver, pero ¿Cómo puede alguien acumular tal cantidad de dinero? La respuesta es sencilla, robando.
Si algo podemos agradecerle a las élites económicas es que nos han enseñado que el término “robar” tiene múltiples significados, y que hay muchas formas de robar. Porque desengáñese ninguno de nosotros nos haremos ricos trabajando honradamente, nunca perteneceremos a ese “selecto” grupo de personas influyentes que son capaces de dirigir en la sombra los destinos de un país.
En mi humilde opinión, hay que valorar a las personas por lo que son, no por lo que tienen, y analizar no sólo el resultado sino también el proceso de cómo han llegado a donde han llegado.
Salud.

martes, 16 de mayo de 2017

La Tribu



LA TRIBU por Manuel Carmona Curtido

Desde que era pequeño, en casa no se le dio demasiada importancia a la escuela, es más, el colegio era una especie de guardería a la que tenía que ir, cuando quería ir, y nadie se preocupaba si tenía deberes, o no tenía, si me portaba bien, o si me portaba mal, mis padres no iban a tutorías, y las notas, que yo recuerde, nunca fueron a recogerlas.
Como era de esperar, salí de la enseñanza obligatoria sin la titulación, algo a lo nunca he dado importancia. Pues nunca he pensado que fuera algo útil.
Perdí a mis padres en la adolescencia y me crié con mi abuela, a la que he dado más de un dolor de cabeza, aunque no soy mal tipo, me he metido en algún que otro lio.
Las ganas de tener una familia, hizo que dejara embarazada a mi novia con apenas dieciocho años, y dos años más tarde vino mi segundo hijo, esta vez se puede decir que fue un descuido. Desde ese momento sólo una idea me ha rondado por la cabeza: mantener a mi familia.
Siempre he sabido buscarme la vida sin hacer daño a nadie, salir a mariscar, recoger chatarra, aparcar coches, hacer rifas… cualquier cosa que me permita llevar a casa el sustento del día. Aunque no es fácil. A veces la policía me retira, lo que tanto me ha costado mariscar, alguna que otra multa por aparcar coches o “retirar” chatarra de propiedad ajena, me ha conllevado sanciones menores a las que nunca les he dado la menor importancia.
Pero ha llegado la hora de darle la importancia que merece. Por el impago de todas estas sanciones, al no poder pagarlas, el juzgado me condena a quince meses de cárcel, que tengo que empezar a “pagar” voluntariamente en el plazo de 5 días.
¿Quién se hará cargo de mi familia ahora? Todo se oscurece a mí alrededor.
Evidentemente esta no es mi historia, pero sí es una historia real, este chaval, porque no deja de ser un niño, está condenado desde su nacimiento, y debió de esforzarse mucho más que cualquier otro joven de su edad, para no haber terminado así.
Pero, ¿Quién o quiénes son los responsables de lo sucedido?
Algunos dirán que el responsable es él mismo ya que es el que ha elegido el camino a seguir, pero, ¿no nos marca la senda nuestro entorno? ¿Y únicamente podemos hacer pequeñas variaciones en lo que el “destino” nos tiene preparado?
Otros dirán que los responsables son la familia que no supo guiar al joven de nuestra historia, pero cuándo la prioridad es dar de comer a tu familia ¿no pasa el colegio a un segundo plano?
Habrá quien dirá que es el entorno el que ha llevado a nuestro joven al trágico final, pero cuando cada uno de nosotros tenemos preocupaciones directamente relacionadas con nuestra propia supervivencia ¿no damos de lado a lo que tenemos alrededor?
Hay un proverbio africano que dice que “para educar a un niño hace falta una tribu entera”, si entendemos “tribu” como “sociedad” creo los culpables somos todos, todos y cada uno de nosotros hemos fallado como sociedad cada vez que se da un caso similar al de esta historia.
Esta sociedad individualista y competitiva que hemos creado, donde lo importante es el resultado y no como se obtiene el resultado, donde lo estético está por encima de lo ético, donde programas como “Sálvame” tienen más audiencia que “Saber y ganar”, donde hablamos mucho y hacemos poco, un país donde los grandes defraudadores se van a esquiar y los “robagallinas” atestan las cárceles del país, es una sociedad fracasada, y mientras el Yo esté por encima del Nosotros seguiremos fallando como sociedad.
Siempre estamos a tiempo de dar un giro a nuestro destino, hagamos entre todos una sociedad mejor.
Salud.

viernes, 12 de mayo de 2017

El miedo tiene que cambiar de bando



El miedo tiene que cambiar de bando


Cuántas veces hemos oído: “No hables tan alto que no sabes quién te está escuchando”, “No te señales”, “No vas a encontrar trabajo diciendo eso”, “El día de las elecciones es cuando tienes que protestar” y tantas frases similares a la hora de hablar de las barbaridades que está cometiendo la derecha con el pueblo.

¿Cuánto miedo existe aún en la gente? Se identifiquen con la izquierda o no, la derecha mantiene su alo de impunidad, no sólo avalado por el voto inconsciente o desinformado de muchos ciudadanos, sino con el silencio cómplice de la gente que no los vota y posiblemente no los votará en la vida.

Tras “innumerables” casos de corrupción, infinidad de miembros del Partido Popular en la cárcel,  otros tantos investigados o imputados, no debemos permanecer callados por miedo, el miedo lo deben tener ellos. Al fin y al cabo, ellos son los que están “masacrando” a la población, a los que realmente levantan este país, con su esfuerzo, con su impuestos, a fin de cuenta con su trabajo (sea remunerado o no).

Para poder transformar este país, primero hay que perder el miedo, alzar la voz, y llamar a cada cosa por su nombre, un ladrón es un ladrón, independientemente se vista de chándal o de traje.

¿Cómo podéis permanecer en silencio mientras se ríen de nosotros en nuestra cara? ¿Cómo aguantáis que el ladrón de Urdangarín viva a cuerpo de rey en Suiza con nuestro dinero? ¿Cómo no os rebeláis al saber que el ladrón de Fabra ya está en la calle? ¿Cómo no estáis rojo de ira al ver como disminuyen vuestros ingresos y los suyos cada vez son más altos? ¿Cómo os sentís al oír al presidente del banco BBVA decir que os tenéis que bajar el sueldo un 7% mientras él gana 15.470 € al día?¿Cómo aguantáis que el día que tenéis que devolver a Hacienda en la declaración de la Renta tengáis un mes de plazo y si no lo hacéis os cobren unos intereses indecentes mientras a ellos le hacen amnistías fiscales? ¿Cómo os sentís cuando con vuestro trabajo no llegáis a fin de mes? ¿Añoráis a vuestros familiares que han tenido que emigrar en busca de un futuro mejor?

Ningún cambio será posible sin presión social, y para eso hay que perder el miedo a llamar a las cosas por su nombre.

El camino hacia una mejor sociedad vendrá cuando el miedo cambie de bando, y los que tengan miedo sean los que roban el futuro al pueblo.
Salud.

Manuel Carmona Curtido.